
Para ser justos, el Porriño tiene un gran equipo, muy luchador, muy rápido y muy bien colocado en el campo. No se pueden cometer fallos, porque saben aprovecharlos y no perdonan. Pero lo de los árbitros es vergonzoso. Nos hizo estar en inferioridad de jugadores prácticamente toda la segunda parte, los 2 minutos de expulsión, los convirtió en 4, e hizo que nuestros jugadores perdieran los nervios, de ahí el "calentón" de David Tilve y su posterior tarjeta roja, el enfado de Pombo, que acabó en el vestuario antes del fin del partido y todas las demás sanciones, debidas sobre todo, a la sensación de impotencia de nuestros jugadores.

En fin, creo que alguien tiene que tomar cartas en este asunto y no es el entrenador, ni los jugadores.
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